domingo, 31 de mayo de 2009

LA CARTA DE MI TIA GERTRUDIS




Ø Carta de mi tía Gertrudis.
Ø Por. Rocio Benavente larios.


Recientemente recibí una carta de la tía Gertrudis. Esta decía:
El sábado pasado fui a una librería cristiana y vi una calcomanía que decía "Suene su claxon si ama a Jesús."

Me sentía un poco deprimida porque acababa de asistir a una presentación de nuestro coro que fue espantosa, así que compré la calcomanía y la pegue en la defensa de coche.
Oh! me puse tan contenta de haberlo hecho, porque después de eso tuve una experiencia inolvidable. Al parar en una luz roja de una intersección muy transitada, empecé a pensar en el Señor y en lo bueno que es. No me di cuenta cuando la luz cambió. Es bueno saber que alguien más ama a Jesús porque de no haber sonado su claxon, nunca hubiera visto que la luz estaba verde. Pude darme cuenta de que mucha gente ama al Señor porque cuando estaba por arrancar, una persona empezó a sonar su claxon como loco y abrió su ventana y grito, "¡Por el amor de Dios"......!

Todos empezaron a sonar su claxon. Saque mi cabeza por la ventana y empecé con mi mano a saludar y sonreír a toda esa hermosa gente. ¡Hasta soné mi claxon unas cuantas veces para compartir aquella demostración de amor! Creo que había un hombre de Florida allá atrás porque lo oí gritar y decir algo sobre una "Sunny of the beach"... Vi a otro hombre saludándome de una manera muy chistosa, tan sólo con el dedo de en medio. Mi hijo venía en el asiento de atrás y le pregunté qué quería decir eso y me dijo que tal vez era un saludo hawaiano para desear buena suerte o algo así. Le creí pues yo nunca antes conocí a alguien de Hawai. Una vez mas me asomé por la ventana y le devolví a aquella persona el saludo de la buena suerte. Mi hijo se echo a reír, hasta el estaba disfrutando de aquella experiencia religiosa.

Algunas personas estaban tan llenas de regocijo que bajaron de sus coches y se enfilaron hacía mi. Estoy segura que ellos querían orar conmigo o tal vez preguntarme a cuál iglesia asistía, fue en es instante que me di cuenta que la luz había cambiado a verde nuevamente. Les dije adiós a todos mis hermanos y conduje mi auto a través de la intersección. Me di cuenta que sólo yo había logrado pasar, ya que la luz cambio en ese instante a rojo y me sentí un poco triste de tener que dejar a todos atrás después del hermoso amor que compartimos, así que paré mi coche y asomándome por la ventana con mis dos manos, le envíe a todos el saludo hawaiano de la buena suerte. Oh! que grande es el Señor por tener tan bellos seguidores.
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